Una lúdica escolar ofrece numerosos beneficios cognitivos y emocionales para los estudiantes. Este juego de estrategia fomenta el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la toma de decisiones, ya que requiere anticipar movimientos, planificar a largo plazo y adaptarse a situaciones cambiantes. Además, fortalece la memoria, la concentración y la paciencia, habilidades que son transferibles a otros aspectos del aprendizaje. A nivel emocional, el ajedrez enseña a los estudiantes a manejar la frustración ante los errores, a trabajar con perseverancia y a celebrar tanto los éxitos como las derrotas como oportunidades de aprendizaje. En conjunto, el ajedrez contribuye al desarrollo intelectual y emocional de los jóvenes, promoviendo un ambiente de juego saludable y estimulante.