Luisa Alzate Granados

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Me gradué del Colegio Anglohispano en el 2013, a mis 17 años, teniendo claro desde mis 12 que lo que quería hacer en la vida era ser Diseñadora de modas. Con la mente puesta en esto, y las ganas siempre presentes, que no me dejan perder las oportunidades que me da la vida, migré a Medellín a estudiar en la universidad que soñaba: la Colegiatura Colombiana.

Agradecida con mi familia y con el destino, le entregué el alma a esto semestre a semestre, me dejé enseñar tanto como fue posible y lo que no me enseñaban, mi curiosidad lo resolvía. Disfruté de todas las clases que le daban valor a eso en lo que quería convertirme, que me ayudaban a proyectarme como una Diseñadora de alta costura y fui puliendo mis habilidades creativas, el manejo de herramientas, de métodos, mejorando la sensibilidad y viendo cómo, de a pequeños pasos, notaba avances increíbles. Pasar a las pasarelas en las que se mostraban los mejores diseños de cada semestre, todos los semestres. Estar entre los 5 mejores promedios de la carrera. Recibir propuestas de pequeñas editoriales para exhibir mis trabajos… eran todas pequeñas alegrías que en el fondo no sabía si merecía, lo hacía con tantas ganas que el sacrificio era disfrutarlo.

La meta estaba clara y el camino se estaba labrando a su ritmo, pero con esto de las oportunidades siempre he tenido cierta química. A comienzos del 2016 conocí a una persona que había empezado un proyecto de una marca de ropa deportiva dos años atrás, la cosa iba por buen camino, parecía muy emocionante todo el tema pero un poco distante para lo que mi cabeza tenía planeado… en ese punto esta persona estaba buscando estructurar mejor el tema diseño al interior de la empresa y yo, viendo las posibilidades, le ofrecí alternar mis estudios con medio tiempo de trabajo. El reto era grandísimo, no sólo trabajar, estudiar y vivir sola… era aprender de todo lo que esta empresa necesitaba y, apenas en 4 semestre, salir a conocer la vida real laboral.

Me enseñaron, me encantó aprender, me tuvieron paciencia con mi prioridad que era mi estudio, confiaron en mis conocimientos y me adapté tanto como pude a esa vida real tan ajena a lo que es la teoría académica, y los frutos se empezaron a ver… con la inercia que llevaba la marca, sumado el impulso que se le dio desde la parte gráfica, la estética y de diseño de modas, a finales del 2016 la empresa había cuadruplicado sus ventas respecto al año anterior. Y yo ya tambaleaba con mi decisión de la alta costura, este tema tan repentino, funcional, tecnológico y útil y retador se estaba robando mi corazón… La sorpresa me la tenía preparada otra vez el destino, para comienzos del 2017 esa persona que conocí un año atrás tenía bajo la manga una propuesta que yo no podría resistir: con base en la estrategia que se tenía para este año, en la confianza mutua y en los buenísimos resultados, me ofrecieron una sociedad en la empresa y la dirección de diseño… Ya este cuento iba a ser mío y se convertiría en mi proyecto de vida. Definitivamente las oportunidades y yo siempre hemos tenido buena química.

Desde ese entonces soy parte de la sociedad de Terret Sportswear, metiéndole todas las ganas todos los días por sacar este sueño adelante, viendo cómo avanza, crece y se hace fuerte. Llegando a trabajar con marcas como Garmin, GoRigoGo, la maratón de las Flores, Greenfit... vistiendo a atletas de diferentes países en retos tan conocidos como la maratón de Boston, Chicago, Nueva York, Lima, Berlin, Rio… Todo con disciplina y pasión, todo forjado desde las enseñanzas de cada etapa de mi vida, muy orgullosa y agradecida de haber sido y ser parte del Colegio.

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